Advertencia:

Los hechos que a continuación se relatan, suceden entre los años 1986 y 2013.

Tanto estos, como los personajes y situaciones, pertenecen al ámbito de la ficción.

De la misma forma que en la vida, algunos de ellos podrían parecer verosímiles. Lo cual es intencional.

Sin embargo, sólo las ilusiones son reales.


martes, 7 de enero de 2014

VERANO



Llovía.


Y es una buena forma de empezar esta historia. En todas las historias debe haber una madrugada de lluvia, un llanto doloroso, una muerte, un beso y un gran amor.

No recuerdo cuando inicio. Casi nadie recuerda en realidad, cuándo comienza su propia vida. Simplemente sucede, como el cambio de las estaciones, la marea, o el brillo de las estrellas.

Si sé, que fue antes. Antes de estos días y estos tiempos que vivimos ahora. Cuando aún en los barrios, la gente se sentaba por las noches en la vereda a tomar mate con el vecino. Las mariposas existían como mágicos regalos de la naturaleza y los bichitos de luz, iluminaban el camino al palacio de las hadas por la noche, y uno podía seguirlos o quedarse mirándolos, mientras se perdían en el sendero que lleva al fondo del jardín en casa de los abuelos.

Aun no amanecía, serían alrededor de las cinco de la mañana. Había olor a pasto mojado y eso fue lo que despertó un poco a Lola, que se resistió a dejar la cama lo más que pudo, hasta último momento.

Gloria su mamá, la llevaba en brazos haciendo esfuerzo, ya tenía seis años, y era una nena grande. Pesaba bastante y vestirla, calzarla y hacerle entender que tenían que subirse al auto, era un esfuerzo descomunal para aquella madrugada y aquella fecha del año. Todos estaban cansados. Y también un poco de mal humor, incluyendo a Lolita, que por más que le prometieran el oro y el moro, el mar, la playa, los churros y el sol, no quería saber nada con abrir los ojos.

Ya estaban cargados los bolsos, la sombrilla y la comida para el viaje. El auto parecía un carro de cachivaches, con cosas metidas por todos lados. Las reposeras atadas en el techo, la bicicleta rosa, e infaltable su compañero compinche de toda la vida, esperándola en el asiento de atrás ansioso; El Chapotín.

Chapotín era el perro de la familia, que en algún momento entre el nacimiento de la nena y los primeros pasos,se había declarado de su pertenencia, nombrándola sin palabra alguna, su ama. Era un perro petizo, mezcla de Cocker y alguna otra raza, que Martín había traído a la casa, apenas casado con Gloria, porque un compañero de trabajo se lo regaló.

Perro pichicho por excelencia, se había quedado eternamente en la adolescencia perruna. Moviendo la cola como loco, apenas veía entrar a alguien lo conociera o no. Saltando de felicidad cuando la familia volvía de algún paseo. Mordedor incansable de zapatos, patas de sofás y todo lo que estuviera a su alcance. Cero a la izquierda como guardián, pero no por eso menos valiente, corazón de oro, su misión en la vida era estar al lado de Lola, y acompañarla siempre.

A donde fuera que iba Loli si podía atrás iba Chapotín. Y tanto Marín como Gloria, sabían que los dos atrás, durante las cinco o seis horas que durara el viaje, eran un combo fatal, pero no por eso menos adorable. Bastó que la nena con su manito le tocara la cabeza un poco a los zampones, para que se calmara y se recostara junto con ella.

Y así salió la familia entera para la playa. En una época en la cual, los autos con aire acondicionado aun no eran comunes y si salía el sol en la ruta, las cosas se iban a poner pesadas, no sólo por la humedad.

A Gloria ya le dolía la cabeza de pensar en que, podía ser que la ruta estuviera colapsada por la fecha y Martín empezara a putear. Que Loli se aburriera y empezara a molestar a Chapo, el cual excitado iba a empezar a jadear, ladrar y mordisquear. Que los sanguchitos de pan lactal, con jamón, queso y salame, estuvieran transpirados, ácidos y fueran incomibles a la hora de abrir el tupper, o que en el peor de los casos, ambas tres cosas se combinaran y ella terminara vomitando en la banquina, como la última vez.

-Aflojale al acelerador- le dijo Gloria a su marido mientras le tocaba la pierna dándole una palmadita. Con la otra mano se pellizcó los ojos y suspiró. Él entendió enseguida el mensaje.

Y mientras del lado del conductor comenzaba a salir el sol, decidieron que estaban realmente de vacaciones y que iba a ser un viaje tranquilo. La familia Antognelli, era atolondrada, pero no estúpida y prendieron la radio, mientras se tomaban unos mates, decidiendo que oficialmente estaban de vacaciones.

6 comentarios:

  1. ¡Quiero más! :D InesGF

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  2. Muy lindo carlita!!! Vamos por mas!!! Felicidades excelente para ser tu primer post!!! Besoss

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  3. Felicitaciones!!! Por muchos mas!!

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  4. Felicitaciones Carla por animarte!!! besos y ya tenes tu piccolo grupo de seguidoras! Vero QC
    cronicaporcina.blogspot.it

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  5. Gracias Chicas!!! Muchas gracias, por los comentarios.

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